lunes, 30 de enero de 2012

El Camino silencioso de un Guerrero


Puntos esenciales de las Enseñanzas de Don Juan

“El camino del guerrero es un camino hacia el conocimiento, hacia la sabiduría y hacia la iluminación del hombre en todo su esplendor, el escritor, Carlos Castañeda nos muestra en un breve resumen todos sus textos publicado, es el camino del hombre común para convertirse en un aprendiz de guerrero, sus trabajos literarios inmensos en psicología gestal, en motivación, en hacer comprender la actitud y la percepción de nosotros frente a la realidad y la fisión, entre el espíritu y la materia dentro de este mundo”. Marco Briceño

El primer paso: quien puede convertirse en aprendiz de guerrero

La Toltequidad no acepta voluntarios. Aquéllos que son seleccionados poseen cierta configuración energética que es necesaria para adquirir dicho conocimiento y tienen que encontrar en el momento preciso a un nagual o maestro. Entrar a la Toltequidad o a la brujería implica cambiar el concepto que tenemos de nosotros mismos y del mundo. Para los toltecas el mundo, además de ser como nosotros lo percibimos, es también un mundo de cargas energéticas. El mundo "cotidiano" se percibe a través de la razón, mientras que el mundo de la Toltequidad sólo se puede percibir, como ya dijimos, evitando el uso de la razón; es decir, a través de la percepción directa de la energía Los toltecas sostienen que el ser humano tiene otros elementos con los que puede percibir el conocimiento que se encuentra en la "otra realidad", tan cierta como la que hemos aprendido a percibir desde niños con el uso de la razón.

Entender que el mundo y la realidad, además de ser como los percibimos, son, al mismo tiempo, diferentes, exige un gran esfuerzo de flexibilidad. Y para llegar a tener esa "flexibilidad" es necesario acumular suficiente energía o "poder personal", como diría Don Juan, a través de un complejo procedimiento que los toltecas llamaron "el camino del guerrero".

Cuando un hombre común acepta la posibilidad de que puedan existir otras realidades aparte de la que él percibe, puede convertirse en aprendiz. Cuando el aprendiz logra ahorrar energía a base de técnicas específicas que requieren gran esfuerzo y que implican un cambio dramático en la forma de vivir, entonces se convierte en un guerrero. Un guerrero es un individuo capaz de llevar a cabo la máxima disciplina y un absoluto control de sí mismo. El guerrero busca, a través de la impecabilidad de todos sus actos, llegar a la totalidad de él mismo

Como toda corriente de conocimiento, la Toltequidad, el nagualismo o la brujería, tiene principios y técnicas, y percibe un objetivo final. Este conocimiento propone un camino diferente a los otros que se han propuesto en el devenir de la humanidad. Algo que hace realmente importante y diferente el camino propuesto por la Toltequidad de nuestros tiempos, es que en una época en la que la modernidad depredadora ha reducido a escombros los valores del Espíritu, esta sabiduría que se ha mantenido casi intacta, nos ofrece no solo, una “nueva pero milenaria” oportunidad de entender el mundo y la vida, sino un camino para llegar a la totalidad o trascendencia espiritual.

Don Juan menciona a Castaneda que en la vida hay muchos caminos que recorrer, pero que un hombre, antes de embarcarse en un camino, debe estar libre de miedo y ambición; entonces, deberá preguntarse si el camino tiene o no tiene corazón. Una vez hecha la pregunta, el hombre conocerá la respuesta. Un camino sin corazón nunca se disfruta; por el contrario, se vuelve contra uno y nos destruye. Un camino con corazón, en cambio, no nos hace batallar para hallarle el gusto. El camino sin corazón, en todo su recorrido, nos da dolor y angustia. En cambio el camino con corazón nos da armonía y bienestar.

Un hombre de conocimiento es alguien que ha seguido de verdad las penurias de aprender –dijo-. Un hombre que, sin apuro, sin vacilación ha ido lo más lejos que puede en desenredar los secretos del poder y el conocimiento…

¿Qué es una vida verdadera?
Una vida que se vive con la certeza nítida de estar viviéndola; una vida buena, fuerte…
Antes de embarcarte en cualquier camino tienes que hacer la pregunta: ¿tiene corazón este camino? Si la respuesta es no, tú mismo lo sabrás, y deberás entonces escoger otro camino.

Pero ¿cómo sé de seguro si un camino tiene corazón o no?
Cualquiera puede saber eso. El problema es que nadie hace la pregunta, y cuando uno por fin se da cuenta de que ha tomado un camino sin corazón, el camino está ya a punto de matarlo. En esas circunstancias muy pocos hombres pueden pararse a considerar, y más pocos aún pueden dejar el camino.

¿Cómo debo proceder para hacer la pregunta apropiada, don Juan?
Pregunta nada más…

El camino del guerrero es un camino difícil en el que la aniquilación, el reto y el desafío están presentes; pero es un camino con corazón y, en ese camino, como dice Don Juan, es inútil quejarse y, sin embargo, es difícil no quejarse.

La confianza de un guerrero no es la confianza del hombre común. El hombre común busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo; el guerrero busca la impecabilidad ante sus propios ojos y llama a eso humildad. El hombre común está enganchado a su prójimo, mientras que el guerrero solo depende de sí mismo.

La naturaleza de nuestros actos carece de importancia siempre y cuando actuemos como guerreros. Si en verdad sientes que tu espíritu está deformado, simplemente debes componerlo, porque en toda nuestra vida no existe tarea más digna de emprenderse.

La compasión hacia uno mismo no encaja con la vida del guerrero. Lo más difícil en este mundo es adoptar el ánimo de un guerrero. De nada sirve quejarse y sentir que alguien nos está siempre haciendo algo. Nadie le hace nada a nadie y menos a un guerrero. La pena no encaja con el poder. El ánimo de un guerrero implica que se controla y al mismo tiempo se abandona. Si estás en el ánimo correcto, puedes espolearte más allá de tus límites.

Algunas de las cualidades de un guerrero:

Un guerrero sabe que está esperando (el dominio de) su voluntad y mientras tanto no quiere nada; de esa forma, si recibe algo, siempre será más de lo que él puede tomar. La voluntad, dice Don Juan, es algo que un hombre usa, por ejemplo, para triunfar en una batalla en la que, según todos los cálculos, debería salir derrotado; es un poder que tenemos dentro de nosotros que nos impulsa a realizar hazañas asombrosas que desafían al sentido común y, al mismo tiempo, es la liga con el mundo exterior; es una fuerza que sale del interior del cuerpo y se prende al inundo. Con su voluntad, un brujo percibe al mundo y entonces se da cuenta de que el mundo no es tan real como pensaba. Conforme va progresando en el camino del conocimiento, un guerrero advierte que es capaz de tocar cualquier cosa con una sensación que sale de una zona cercana al ombligo. Cuando es capaz de sujetar con ella todo lo que está a su alrededor, puede decirse que ya adquirió la voluntad.

El espíritu del guerrero no está templado para la entrega o la queja, ni para ganar o perder, sino para luchar, y cada acto lo convierte en su última batalla sobre la Tierra. De ahí que el resultado no le importa; sólo deja fluir su espíritu con libertad y claridad



LA ACTITUD CORRECTA Y LOS ENEMIGOS


Un hombre va al saber como a la guerra: bien despierto, con respeto y con absoluta confianza. No hay errores por los que deba rendir cuentas. Si fracasa o sufre una derrota, solo habrá perdido una batalla, y eso no le provocará declaraciones lastimosas.

Un hombre de conocimiento es alguien que ha seguido de verdad las penurias del aprendizaje. Un hombre que, sin apuros ni vacilaciones, ha ido desenredando los secretos del poder.

Cuando uno empieza a aprender, nunca se sabe lo que va a encontrar. Su intención es vaga; su propósito deficiente. Espera recompensas que no llegarán, porque el conocimiento nunca es lo que uno se imaginaba. Cada paso del aprendizaje resulta un atolladero y el miedo que el hombre experimenta empieza a crecer sin misericordia. Su propósito se convierte en un campo de batalla.

La primera batalla de un guerrero es por la libertad, pero ¿qué es libertad para nosotros? ¿Somos realmente libres? ¿Somos libres para ser quienes realmente somos? La respuesta es no, no somos libres. La libertad está relacionada con el espíritu humano: La libertad de ser quien realmente somos. Pero ¿qué nos impide ser libres? ¿Por qué no podemos ser como realmente somos?. Si observamos nuestra vida veremos que, en vez de vivir para complacernos, la mayor parte del tiempo sólo hacemos cosas para complacer a los demás, para que nos acepten. Lo peor de todo es que la mayoría de la gente ni siquiera se da cuenta de que no es libre, algo en su interior se los dice, pero no lo comprenden, y no saben por qué no son libres.

Todo un sistema de creencias nos ha sido inculcado desde que éramos niños, pero si lo ponemos en tela de juicio, veremos que la mayor parte de ese sistema no es ni siquiera real, nos hemos pasado todos estos años en drama por nada. La libertad que buscamos consiste en utilizar nuestra propia mente y nuestro propio cuerpo, en vivir nuestra propia vida en lugar de vivir la vida nuestro sistema de creencia. Cuando descubrimos que nuestra mente está controlada por ese sistema, sólo tenemos dos opciones: Seguir viviendo como lo hemos hecho hasta ahora, rindiéndonos ante nuestras creencias; o rebelarnos completamente, declárale la guerra a todo nuestro sistema de creencias, muchas veces impuesto. Quizá ganemos o quizá perdamos esta batalla, pero al menos tendremos la oportunidad de recuperar nuestra libertad. Elegir este camino nos da como mínimo la dignidad de la rebelión y nos asegura que no seremos la víctima desvalida de nuestras caprichosas emociones o de las emociones envenenadas de los demás. Incluso aunque perdamos esta batalla no estaremos entre las víctimas que no se defendieron.

Imagínate que alcanzáramos esa libertad en la que no es necesario que justifiquemos nuestra existencia y en la que podamos ser quien realmente somos; imagínate que vivimos sin conflictos con nosotros mismos y con los demás; imagínate que no tengamos miedo de expresar nuestros sueños, sabemos qué queremos, cuándo lo queremos y qué no queremos, que tengamos libertad para cambiar nuestra vida y hacer que sea cómo nosotros queremos; imagina que ya no tememos a pedir lo que necesitamos, decir que sí o que no a lo que sea o a quien sea. Imagínate que vivimos sin miedo a ser juzgados por lo demás, y ya no nos dejamos llevar por lo que otras personas puedan pensar de nosotros, ya no somos responsables por la opinión de nadie, no sentimos la necesidad de controlar a nadie y nadie nos controla. Imagínate que vivimos sin juzgar a los demás, que los perdonamos con facilidad y nos desprendemos de todos los juicios que solemos hacer. No tenemos la necesidad de tener razón ni de decirle a nadie que está equivocado, nos respetamos a nosotros mismos y a los demás y a cambio ellos nos respetan también.

Imagínate que vivimos sin el miedo de amar y no ser correspondidos; ya no tememos que nos rechacen y no sentimos la necesidad de que nos acepten; podemos decir:" TE QUIERO" sin sentir vergüenza o justificarnos; que podemos andar por el mundo con el corazón abierto y sin el temor de que nos puedan herir. Imagínate que vivimos sin miedo a arriesgarnos y a explorar la vida; no tememos perder nada; no tenemos miedo de estar vivos en el mundo y tampoco tenemos miedo de morir. Imagínate que nos amamos a nosotros mismos tal como somos, que amamos nuestro cuerpo y nuestras emociones tal como son, y sabemos que somos perfectos tal y como somos.

Pues bien, esa es la recompensa por esta batalla, ¿crees realmente que no vale la pena luchar? luchar contra nosotros mismo, contra nuestras creencia y contra todo lo que nos impida ser libres

De esta obra diremos que Castaneda recoge la inquietud de Don Juan por tratar de que el autor se haga responsable del camino que comienza a andar y que lo puede llevar a convertirse en hombre de conocimiento. A la pregunta de Castaneda respecto qué deberá hacer para llegar a ser hombre de conocimiento, Don Juan le responde que deberá desafiar y derrotar a "sus cuatro enemigos naturales".

Para que un Guerrero se pueda convertirse en un Hombre de Conocimiento o Nahual debe de desafiar y vencer a sus cuatro enemigos naturales, Juan Matus le dice a Castaneda que el conocimiento nunca es lo que uno espera, que en cada paso que da en el camino al conocimiento se encuentra en un atolladero y su miedo crece sin misericordia. Así tropieza con su primer enemigo natural:
EL MIEDO; al cual tendrá que desafiar para dar el siguiente paso, y el siguiente, y todos los posteriores. Estará lleno de miedo y, sin embargo, su espíritu impecable de guerrero le impide detenerse. Llegará entonces el momento en que se retire su primer enemigo; el guerrero comienza a sentir confianza en si mismo; su propósito se hace más fuerte y la tarea de aprender deja de ser aterradora, en ese momento el hombre a derrotado a su primer enemigo natural... ha adquirido la claridad de mente que elimina al miedo... ese es su segundo enemigo natural:
LA CLARIDAD. La claridad de mente puede cegarlo por que lo fuerza a no dudar en él mismo; esa seguridad lo impulsa a hacer cuanto se le antoje, por que todo lo ve con claridad, pero la claridad es una ilusión de poder a la que puede rendirse, si lo hace, habrá sucumbido a su segundo enemigo natural y ya no podrá aprender, debido a su torpeza. Para evitarlo deberá desafiar a su claridad y esperar pacientemente y ser cauteloso antes de seguir adelante, debe pensar que su claridad puede ser un error; vendrá entonces el momento en que podrá comprender que su claridad sólo es "un punto delante de su nariz". Así habrá derrotado a su segundo enemigo, habrá llegado a un punto donde nada podrá dañarlo, el anhelado poder será suyo por fin, podrá hacer lo que se le antoje con su poder. Podrá dominar a su aliado y su deseo será la regla... habrá entonces tropezado con su tercer enemigo natural:
EL PODER. En esta etapa el guerrero apenas puede advertir que su tercer enemigo lo acecha; de pronto, sin saberlo, habrá sucumbido en su batalla. El poder lo hará un hombre cruel y caprichoso, un hombre en tales circunstancias llega a la muerte sin realmente manejar su poder. Debe darse cuenta de que el poder conquistado no es suyo en verdad. Si logra entender que sin control de él mismo la claridad y el poder son terribles enemigos, llegará el punto en que dominará todo. Sabrá entonces el momento y la forma en que deberá usar su poder, habrá derrotado así a su tercer enemigo natural.

Para entonces el guerrero estará al final de su camino al conocimiento y, casi sin advertirlo, enfrentará a su último enemigo natural: LA VEJEZ. Habrá perdido el miedo, su claridad ya no será impaciente, todo su poder estará controlado, pero siente un deseo constante de descansar.

Si se entrega a ese deseo de descansar y olvidar, arrullado por la fatiga, su enemigo lo volverá una débil y vieja criatura. Su claridad, su poder y su conocimiento estarán vencidos el guerrero logra sacudirse la fatiga y cumple su destino hasta que llegue al final, podrá considerarse Hombre de Conocimiento, aun cuando solo sea por unos breves momentos en los que logra despojarse de su último enemigo, al cual nunca podrá vencer.

IMPECABILIDAD

La única libertad de que disponen los guerreros consiste en su propia conducta impecable. La impecabilidad no solo representa la libertad, sino que es el único modo de ahuyentar la forma humana.

No importa lo que nadie diga o haga. Tú debes ser impecable. La lucha se desarrolla en nuestro pecho. Hay que dedicar todo el tiempo y toda la energía para poder superar la propia estupidez.

Un guerrero no siente compasión por nadie. Sentir compasión implica desear que la otra persona sea como uno. Lo más difícil para un guerrero es dejar ser a los otros; su impecabilidad consiste en apoyarlos en lo que realmente son.



ENTRE LA MUERTE Y EL DESAPEGO

Cuando un hombre se embarca en los caminos del conocimiento, poco a poco se va dando cuenta de que la vida ordinaria ha quedado atrás para siempre y de que los medios del mundo ordinario ya no le sirven de sostén. Si desea sobrevivir, debe adoptar otra forma de vida.

Solo como un guerrero se puede sobrevivir en el camino del conocimiento. Porque el arte del guerrero consiste en equilibrar el terror de ser hombre con el prodigio de ser hombre. La vida para un guerrero es un ejercicio de estrategia, nunca está disponible, nunca está parado en el camino esperando las pedradas. Debes entender que un guerrero es un cazador inmaculado que anda a la caza de poder. Si consigue suficiente se convertirá en persona de conocimiento. No está borracho, ni loco, y no tiene tiempo para fanfarronear, ni para mentirse a sí mismo, ni para equivocarse en la jugada. La apuesta es demasiado alta. Lo que pone en la mesa es la vida dura y ordenada que tanto tiempo le llevó perfeccionar.

Cuando el conocimiento se convierte en algo que da miedo, el hombre también se da cuenta de que la muerte es la compañera inseparable. Cada trocito de conocimiento se vuelve poder si tiene a la muerte como fuerza central. La muerte da el último toque, y lo que ella toca se vuelve en verdad poder. Sin la conciencia de la muerte, el guerrero no sería más que un hombre común envuelto en actos comunes. La muerte es su única y sabia consejera.

“Cuando un aprendiz ha tomado la decisión de seguir el camino del guerrero, debe hacerse responsable de esta decisión entendiendo que no le queda tiempo para fanfarronear, ni para lamentarse, ni para equivocarse. El aprendiz sabe que es un cazador de poder o conocimientos, pero que el cazador será también cazado por la muerte; y cuando se sienta mal, cuando sienta que todo se le viene abajo, el guerrero deberá preguntarle a al muerte si todo eso es verdad, entonces la muerte le responderá que nada de eso es cierto, la muerte le dirá: "Aún no te he tocado"


Pero preocuparse por la muerte es debilitante. Por ello la siguiente cualidad que necesita un guerrero es el desapego. La idea de la muerte inminente en vez de convertirse en obsesión, se convierte en indiferencia.

“-Sí -dijo con suavidad, tras una larga pausa-. Uno de los dos aquí tiene que cambiar, y aprisa. Uno de nosotros tiene que aprender de nuevo que la muerte es el cazador, y que siempre está a la izquierda. Uno de nosotros tiene que pedir consejo a la muerte y dejar la maldita mezquindad de los hombres que viven sus vidas como si la muerte nunca los fuera a tocar.”C.C.


Parece que los seres humanos hemos perdido el sentido divino y místico de la existencia. Todo se resume al dinero, el poder de compra, el placer y la comodidad. La vida humana solo sirve para... "nacer, crecer, reproducirse, trabajar, consumir, pagar, ver la televisión y morir".

La maravilla y el terror de estar vivo y consciente. El desafío de la conciencia de la muerte y la necesidad de trascender la vida en el plano espiritual. El asombro de ser además de un ser energético (luminoso), poseer la capacidad creadora de generar la más pura energía del universo.


ESPERANDO LA VOLUNTAD

Cuando un guerrero ha adquirido paciencia, está en camino hacia la voluntad. Sabe como esperar. Su muerte se sienta junto a él en su petate; son amigos. Su muerte le aconseja, en formas misteriosas, cómo escoger, cómo vivir estratégicamente. ¡Y el guerrero espera! Yo diría que el guerrero aprende sin apuro porque está esperando su voluntad. Y un día logra hacer algo que por lo común es imposible de ejecutar, y se da cuenta de que una especie de poder está surgiendo de su cuerpo conforme progresa en el camino del conocimiento.

A veces el dolor y el malestar son tan grandes que el guerrero tiene convulsiones durante meses. Un magnifico poder es siempre anunciado por grandes dolores.

Cuando las convulsiones cesan, el guerrero advierte que puede tocar cualquier cosa con una sensación que sale de su cuerpo, alrededor de su ombligo. Esa sensación es la voluntad, y cuando el guerrero es capaz de agarrar con ella puede decirse con justicia que es un brujo y que ha adquirido voluntad.


VER Y MIRAR

Primero debemos saber que nuestros actos son inútiles y luego insistir como si no lo supiésemos. Eso es el desatino controlado de un brujo. Lo practica en cada uno de sus actos con el mundo. Todo cuanto hace en relación con él y con sus semejantes es desatino controlado, porque nada importa en realidad.

El guerrero sigue viviendo porque ha templado su voluntad a lo largo de toda su vida hasta hacerla impecable y completa. Su voluntad controla el desatino de su vida. Tus acciones, así como las acciones de tus semejantes te parecen importantes porque has aprendido a pensar que lo son. Aprendemos a pensar en todo y luego entrenamos los ojos para mirar. Pero luego, cuando uno aprende a ver, se da cuenta de que todas las cosas son iguales y, al ser iguales, carecen de importancia.
Los ojos del hombre pueden ver y mirar, pero ninguna de esas funciones es mejor que la otra. Sin embargo, educar los ojos nada más para mirar es un desperdicio innecesario. Por ejemplo, para reir necesitamos mirar con los ojos, porque solo cuando miramos las cosas podemos captar lo gracioso del mundo; en cambio, cuando nuestros ojos ven, todo es tan igual que nada tiene gracia.

HACERSE RESPONSABLE

Castaneda le pregunta a Don Juan, “qué es lo que le había hecho”, aquella primera vez que se conocieron en una estación de autobuses al Sur de Estados Unidos. Don Juan le explica que nadie le hace nada a nadie, que uno se hace lo que quiere, para bien o para mal, con las personas que le rodean. Don Juan le hace entender a Castaneda que sí quiere seguir en el camino del conocimiento, se tiene que hacer responsable de todos sus actos.

“-Mírame a mí -dijo-. Yo no tengo duda ni remordimiento. Todo cuanto hago es mi decisión y mi responsabilidad. La cosa más simple que haga, llevarte a caminar en el desierto, por ejemplo, puede muy bien significar mi muerte. La muerte me acecha. Por eso, no tengo lugar para dudas ni remordimientos. Si tengo que morir como resultado de sacarte a caminar, entonces debo morir…

"Tú, en cambio, te sientes inmortal, y las decisiones de un inmortal pueden cancelarse o lamentarse o dudarse. En un mundo donde la muerte es el cazador, no hay tiempo para lamentos ni dudas, amigo mío. Sólo hay tiempo para decisiones."… "Hacernos responsables de nuestras decisiones significa estar dispuestos a morir por ellas." C.C.


BORRANDO LA HISTORIA PERSONAL

Para mantener la imagen de uno mismo, el hombre común, a la menor provocación, está deseoso de decirle a quien le quiera escuchar "quién es él" o, más bien, quién supone él que es. El contar una y otra vez nuestra vida a quien se deje, además de alimentar nuestra importancia personal (ego) nos permite autoafirmarnos en este mundo de pensamientos. Mantener la imagen de nosotros mismos requiere de un descomunal gasto de energía, por lo que un aprendiz de la Toltequidad deberá ir "borrando" poco a poco su historia personal; esto no es dejar de hablar del pasado, sino, simplemente, "usarlo" de manera referencial e impersonal.

Don Juan dice que la "importancia personal" nos lleva a mantener nuestra historia personal. Don Juan sostiene que a través de la historia personal alimentamos nuestra importancia personal y ésta nos impide apreciar el mundo en el que vivimos. Don Juan dice que prefiere la libertad ilimitada que nos da el ser unos desconocidos: si nadie nos conoce en verdad, no tenemos que andar dando explicaciones y así nadie se enoja o se desilusiona de nuestros actos. Esta libertad es la que el aprendiz necesita para transitar el camino del conocimiento.

“-No tengo ninguna historia personal -dijo tras una larga pausa-. Un día descubrí que la historia personal ya no me era necesaria y la dejé, igual que la bebida.” C.C.

Te ocupas demasiado de ti mismo, lo que te produce una tremenda fatiga. Te concedes demasiada importancia y eso te da un pretexto para molestarte con todo. Siempre te sientes obligado a explicar tus actos, como si fueras el único hombre que se equivoca en la tierra. Mientras te sientas lo más importante del mundo, no podrás apreciar en verdad el mundo que te rodea. Sentirse importante lo vuelve a uno pesado, rudo y vanidoso; para ser un hombre de conocimiento se necesita ser liviano y fluido.

Solo tenemos una alternativa: o lo tomamos todo por cierto, o no. Si hacemos lo primero terminamos muertos de aburrimiento con nosotros mismos y con el mundo. Si hacemos lo segundo y borramos nuestra historia personal, creamos una niebla a nuestro alrededor, y un estado muy emocionante y misterioso. Cuando nada es cierto nos mantenemos alertas, de puntillas todo el tiempo. Debes borrar la historia personal armoniosamente, poco a poco. La historia personal nace cuando hay alguien más que sabes de donde eres, qué eres, qué haces. Si no tienes historia personal, no necesitas dar explicaciones porque nadie se enoja o se desilusiona con tus actos; sobre todo, nadie te atrapa con sus pensamientos.

Un guerrero usa su mundo lo menos posible y con ternura. Tiene trato íntimo con su mundo, y sin embargo es inaccesible porque no lo exprime ni lo deforma. Lo toca levemente, se queda cuanto necesita y luego se aleja raudo, sin dejar señal alguna.


VOLVERSE CAZADOR

El aprendiz es un cazador que anda en busca del poder y al mismo tiempo puede ser cazado por la muerte. Un cazador es un hombre que sabe mucho, entre ello, que puede percibir el mundo de diversas formas. Un cazador es ligero, flexible y fluido, está en perfecto equilibrio con el mundo que le rodea. Un cazador no es un buen cazador porque conozca las rutinas de sus presas, sino porque él mismo… ¡no tiene rutinas!

“ -Los cazadores tienen que ser individuos excepcionalmente agudos -prosiguió-. Un cazador deja muy pocas cosas al azar. He estado tratando mil maneras de convencerte de que debes aprender a vivir en forma distinta… Un día descubrí que, si quería ser un cazador digno de respetarme a mí mismo, tenía que cambiar mi forma de vivir. Me gustaba lamentarme y llorar mucho. Tenía buenas razones para sentirme víctima. Soy indio y a los indios los tratan como a perros. Nada podía yo hacer para remediarlo, de modo que sólo me quedaba mi dolor. Pero entonces mi buena suerte me salvó y alguien me enseñó a cazar. Y me di cuenta de que la forma como vivía no valía la pena de vivirse... así que la cambié.” C.C.

El primer principio del arte de acechar es que los guerreros eligen su campo de batalla. Un guerrero jamás entra en batalla sin conocer antes el entorno.

Eliminar todo lo innecesario es el segundo principio del arte de acechar. Un guerrero no complica las cosas. Busca la sencillez. Aplica toda su concentración para decidir si entra o no en batalla, porque en cada batalla se juega la vida. Éste es el tercer principio del arte de acechar. Un guerrero debe estar dispuesto y preparado para realizar su última parada aquí y ahora. Pero no sin orden ni concierto.

Aplicar estos principios produce tres resultados. El primero es que los acechadores aprenden a no tomarse nunca en serio: aprenden a reírse de sí mismos. Si no tienen miedo de hacer el ridículo, pueden ridiculizar a cualquiera. El segundo es que los acechadores aprenden a tener una paciencia inagotable. Los acechadores nunca tienen prisa, nunca se inquietan. Y el tercero es que los acechadores aprenden a tener una inagotable capacidad de improvisación


PARAR EL MUNDO


Para un guerrero, la realidad o el mundo que todos conocemos es solamente una descripción que nos inculcan desde el momento en que nacemos.

A un brujo le urge más actuar que hablar, y para ello obtiene una nueva descripción del mundo: la descripción de los brujos. El mundo es como es solo porque hablamos con nosotros mismos acerca de que así debe ser. El pasaje al mundo de los brujos se franquea después de que el guerrero aprende a suspender el dialogo interno. Cada vez que el dialogo interno cesa, el mundo se desploma y salen a la superficie facetas extraordinarias de nosotros mismos, como las si palabras las hubieran tenido sepultadas. Parar el mundo es derrumbar la descripción del mundo que llamamos realidad. Esta es la clave de la brujería y el primer paso para ver.

El único modo de contrarrestar el devastador efecto del mundo de los brujos es reírse de él.


Ser Inaccesible

Los hombres comunes se la pasan en medio del camino golpeándose y confortándose con cualquier “socio voluntario”; están "metidos" en sus ires y venires; son obvios y evidentes. Ser inaccesible significa que un guerrero "está y no está"; ser inaccesible no significa que deba estar escondido, porque de ser así, todo el mundo sabrá que está escondido. Ser inaccesible es una condición del guerrero para no "embarrarse" en el mundo de los sentimientos y las personas.

Ser inaccesible significa tocar lo menos posible el mundo y tratar, a propósito, de ponerse fuera del alcance de la gente, no aferrarse ni agotarse con lo que normalmente se aferra. Ser inaccesible significa que un guerrero no maltrata ni deforma al mundo, no explota ni exprime a las personas, y menos a las que ama. La inaccesibilidad de un guerrero le permite estar en el mundo y no deformarlo; sólo lo usa impecablemente y luego parte sin que nadie se dé cuenta de su llegada, ni de su partida

“-Debes ponerte fuera del alcance -explicó-. Debes rescatarte de en medio del camino. Todo tu ser está allí, de modo que no tiene caso esconderte; sólo te figuras que estás escondido. Estar en medio del camino significa que todo el que pasa mira tus ires y venires…-El arte de un cazador es volverse inaccesible… -Un cazador sabe que atraerá caza a sus trampas una y otra vez, así que no se preocupa. Preocuparse es ponerse al alcance, sin quererlo. Y una vez que te preocupas, te agarras a cualquier cosa por desesperación; y una vez que te aferras, forzosamente te agotas o agotas a la cosa o la persona de la que estás agarrado… Un cazador tiene trato íntimo con su mundo, y sin embargo es inaccesible para ese mismo mundo… Es inaccesible porque no exprime ni deforma su mundo. Lo toca levemente, se queda cuanto necesita quedarse, y luego se aleja raudo, casi sin dejar señal alguna.” C.C..


ROMPER LAS RUTINAS DE LA VIDA

El desafío del aprendiz es transformar la rutinaria vida cotidiana en un espléndido campo de batalla, y es lograr sustraerse de la vorágine de los pensamientos y de los actos cotidianos mediante la aplicación de las técnicas para “barrer la isla del tonal”. Trabajar en “el lado derecho” del conocimiento o tonal, requiere de un esfuerzo descomunal que tiene como objetivo reducir al máximo nuestra importancia personal, liberando toda la energía que usamos para mantener nuestra imagen de nosotros mismos y la idea que tenemos del mundo.

El hombre común encuentra en sus rutinas el escudo con el que se protege del maravilloso y aterrador mundo que nos rodea. Mantener la conciencia de la vida se logra al romper nuestras rutinas. El aprendiz de la Toltequidad es un cazador que anda en pos del conocimiento que se encuentra agazapado y acechante en torno de nuestra cotidianidad. Romper las rutinas de la vida es transformar ese mundo soso y aburrido en uno maravilloso, misterioso y aterrador. El aprendiz como cazador no sólo debe cazar, sino que él mismo no debe actuar como si fuese una presa. El aprendiz debe, por decirlo de algún modo, "andar de puntitas" y "alerta" por el mundo, para sacarle el mayor provecho a su vida y esto se logra “rompiendo las rutinas de la vida”.

Don Juan dijo que, ante la elección de morir en el mundo de los asuntos cotidianos o morir en mundos desconocidos, los hombres de espíritu aventurero elegían inevitablemente lo segundo, y que, dándose cuenta de que sus predecesores simplemente eligieron cambiar el lugar de su muerte, los nuevos videntes comprendieron la inutilidad de todo lo que los antiguos videntes hicieron; la inutilidad de luchar por controlar a sus semejantes, la inutilidad de alinear otros mundos y, sobre todo, la inutilidad de la importancia personal...

“Para ser cazador debes romper las rutinas de tu vida…Todos nosotros nos portamos como la presa que perseguimos. Eso, por supuesto, nos hace ser la presa de algún otro. Ahora bien, el propósito de un cazador, que conoce todo esto, es dejar de ser él mismo una presa.” C.C.

LA ÚLTIMA BATALLA SOBRE LA TIERRA

Un aprendiz que se ha internado en los complejos caminos del conocimiento es consciente de que en cualquier momento puede morir. En cada acto que realiza pone toda su capacidad; no lleva en la mente “ganar perder”; pone en práctica todos sus conocimientos; evalúa, toma una decisión y actúa; se "deja ir" sin miedo ni ambición. El guerrero trata de pulir su espíritu, y la impecabilidad de sus actos, pensamientos y sentimientos es manifiesta. Cada acto es, por así decirlo, "su última batalla" en la Tierra, por lo cual le importa muy poco el resultado; lo que le interesa es perfeccionar su impecabilidad para pulir su espíritu. Un guerrero vive cada acto intensamente consciente de que muy bien puede ser el último. El guerrero pone en práctica todos sus conocimientos y deja que el poder fluya.

El guerrero confía en el poder de sus decisiones, las asume y actúa con el conocimiento pleno de que no tiene tiempo ni espacio para dudas, remordimientos o ambición. A diferencia del guerrero, el hombre común cree que tiene todo el tiempo y esa supuesta continuidad lo hace tímido, porque duda y se arrepiente o piensa que tendrá tiempo para intentarlo de nuevo o “componerlo”.

El común de la gente va de acto en acto sin pensar ni luchar. Por el contrario, un guerrero sabe que no tiene tiempo y, por tanto, no se aferra a nada y realiza cada uno de sus actos como si fueran lo último que hará en la Tierra.

-Siempre te sientes obligado a explicar tus actos, como si fueras el único hombre que se equivoca en la tierra -dijo-. Es tu viejo sentimiento de impor-tancia. Tienes demasiada; también tienes demasiada historia personal. Por otra parte, no te haces respon¬sable de tus actos; no usas tu muerte como consejera y, sobre todo, eres demasiado accesible. En otras pa¬labras, tu vida sigue siendo el desmadre que era cuan¬do te conocí…-Como lo oyes. El cambio del que hablo nunca sucede por grados; ocurre de golpe… Hay algunas personas que tienen mucho cuidado con la naturaleza de sus actos. Su felicidad es actuar con el conocimiento pleno de que no tienen tiempo; así, sus actos tienen un poder peculiar; sus actos tienen un sentido de... -Tardarás años en convencerte, y luego tardarás años en actuar como corresponde. Ojala te quede tiempo. C.C.

Un guerrero sabe que no puede cambiar y, sin embargo, se dedica a intentar cambiar, pese a todo. El guerrero jamás se decepciona cuando fracasa en cambiar. Ésa es la única ventaja que tiene un guerrero sobre el hombre corriente.

Un guerrero reconoce su dolor pero no se entrega a él dijo don Juan . Por eso el sentimiento de un guerrero que entra en lo desconocido no es de tristeza; al contrario, está alegre porque se siente humilde ante su gran fortuna, confiado en la impecabilidad de su espíritu, y sobre todo, completamente al tanto de su eficiencia. La alegría del guerrero le viene de haber aceptado su destino, y de haber calculado de verdad lo que le espera…

“No tuvo ningún problema, ninguna duda en dejar todo atrás. Había entendido perfectamente que no habría una segunda oportunidad y que el pájaro de la libertad o se lleva a la gente consigo o los deja atrás…” C.C.


EL MAESTRO Y EL GUERRERO

El poder personal decide quien puede y quien no puede sacar provecho de una revelación.

La experiencia que tengo con mis semejantes me ha mostrado que pocos están dispuestos a escuchar; de los pocos que escuchan, menos están dispuestos a actuar de acuerdo con lo que están escuchando; y de aquellos que están dispuestos a actuar, menos aún tienen suficiente poder personal para sacar provecho de sus actos.

El maestro debe hablar con fervor y advertir a su discípulo que la inocencia y la placidez son un espejismo; que hay un abismo frente a él, y que una vez que la puerta se abre no hay manera de volverla a cerrar. Los años de duro entrenamiento son solo una preparación para el devastador encuentro del guerrero con lo que queda más allá.

Un maestro nunca busca aprendices y nadie puede solicitar las enseñanzas. Lo que señala al aprendiz es siempre un augurio. Cuando el aprendiz aparece, el maestro lo agarra con su voluntad y comienza la instrucción. El primer acto del maestro es introducir la idea de que el mundo que creemos ver es solo una visión, una descripción. Cada esfuerzo del maestro se dirige a demostrar a su aprendiz este punto, pero aceptarlo parece ser una de las cosas más difíciles de conseguir.

La diferencia básica entre un hombre común y un guerrero es que un guerrero toma todo como un desafío prosiguió, mientras un hombre ordinario toma todo como bendición o maldición…
Luego me pidió razón detallada de cómo había yo llevado a cabo las recomendaciones que don Genaro y él mismo hicieron acerca de mi mundo cotidiano y mis relaciones con la gente…

Lo recomendable para los guerreros es no tener cosas materiales en las que enfocar su poder, sino enfocarlo en el espíritu, en el verdadero vuelo a lo desconocido y no en trivialidades.
Todo el que quiera seguir el camino del guerrero ha de librarse de la compulsión de poseer cosas y de aferrarse a ellas.

Cuando un guerrero deja de tener cualquier clase de expectativas, las acciones de la gente ya no le afectan. Una extraña paz se convierte en la fuerza que rige su vida. Ha adoptado uno de los conceptos de la vida del guerrero: el desapego.



MOLDE Y FORMA HUMANA


El molde humano es una entidad a cuya visión accedemos en algunas oportunidades en que nos hallamos imbuidos de poder, y todos, sin duda, en el momento de nuestra muerte. El molde es el origen, la fuente que aglutina nuestra sustancia y concentra nuestra fuerza vital. Cuando obtenemos una visión del molde del hombre decimos que hemos visto a Dios y es justo decirlo.

La forma humana es una fuerza viscosa que nos hace ser lo que somos. Carece de forma, pero a pesar de ello nos posee durante toda nuestra vida. Se puede sentir en el cuerpo mediante sensaciones desagradables en determinados chakras(?). Es necesario eliminar la forma humana para avanzar en el camino del guerrero y, esto nunca se consigue sin una cruenta lucha interior.

La forma humana es lo único que te hace pensar que tú eres tú. Cuando te abandona, no eres nada. El guerrero que pierde la forma, ve un ojo frente a él, donde quiera que esté y a todas horas y, se vale de ese ojo para ensoñar.


PERDER LA FORMA

Perder la forma humana trae la libertad. Es como una espiral: te da la libertad de recordarte a ti mismo y eso a su vez te hace más libre.

A veces, la desintegración de la forma humana comienza con un dolor severo que se va desplazando lentamente.

El estado anímico que sigue es un desapego total hacia todo, sin prejuicios, sin salvaguardas. No es indiferencia voluntaria o negligencia; tampoco se trata de enajenación o de deseo de soledad. Más bien es un extraño sentimiento de lejanía, una capacidad de sumergirse en el momento actual sin tener pensamiento alguno. Las acciones de la gente ya no afectan, porque ya no se tiene ninguna expectativa.

Don Juan le enseña a Castaneda que sí quiere seguir en el “camino del conocimiento”, tendrá que cambiar su actitud arrogante y tratar con amor y humildad el mundo que le rodea, en especial a las “plantas de poder”.

“-Te tomas demasiado en serio -dijo, despacio-. Te das demasiada importancia. ¡Eso hay que cambiarlo!. Te sientes de lo más importante, y eso te da pretexto para molestarte con todo. Eres tan importante que puedes marcharte así nomás si las cosas no salen a tu modo. Sin duda piensas que con eso demuestras tener carácter. ¡Eres débil y arrogante!...-El mundo que nos rodea es un misterio -dijo-. Y los hombres no son mejores que ninguna otra cosa.”C.C.

“Dijo que para ser un guerrero sin par uno tiene que amar la libertad, y uno tiene que tener una despreocupación, un desinterés supremo. Explicó que el camino del guerrero es algo extremadamente peligroso porque representa el lado opuesto de la situación del hombre moderno, que ha abandonado el reino de lo desconocido y de lo misterioso, y se ha instalado en el reino de lo funcional. Le ha dado la espalda al mundo de los presentimientos y el júbilo y le ha dado la bienvenida al mundo del aburrimiento.



SOMOS SERES LUMINOSOS


Somos trozos de sol. Es por ello que somos seres luminosos. Pero nuestros ojos no llegan a captar esa luminosidad porque es muy débil. Solo los brujos alcanzan a verla y eso al cabo de toda una vida de esfuerzos.

Solo aquellos brujos que ven y están completos tienen el poder suficiente de entrar en el otro mundo.

Los seres humanos son criaturas frágiles compuestas por muchas capas de luminosidad. Cuando los ves, parecen poseer fibras, pero estas son en realidad capas semejantes a las de una cebolla. Las sacudidas, de cualquier clase, separan estas capas y pueden producir la muerte. La muerte llega cuando las capas se distancian entre sí hasta el punto de no poder volver a juntarse.

El centro de nuestra luminosidad, la atención del nagual, produce una presión permanente hacia fuera. Esa es la razón de que las capas se separen. Los brujos tienen que hacer todo lo posible por mantener unidas sus propias capas. Por eso aprenden a soñar. Cuando los brujos aprenden a ensoñar, reúnen sus dos atenciones y ya no es necesario que el centro empuje hacia afuera. Llegados ese punto se convierten en inmortales.


EL SER TOTAL

Nuestro ser total consiste en dos segmentos perceptibles. El primero es el cuerpo físico, que todos nosotros podemos percibir; el segundo es el cuerpo luminoso, un capullo -solo accesible a los videntes- que nos da la apariencia de gigantescos huevos luminosos. Una de las metas más importantes de la brujería es alcanzar el capullo luminoso, meta que se logra a través del sofisticado uso del ensueño y mediante un esfuerzo riguroso y sistemático llamado no-hacer. El no-hacer es un acto insólito que emplea a nuestro ser total, forzándolo a ser consciente del segmento luminoso.

La conciencia se divide en tres partes. La porción más pequeña es la primera atención, la conciencia que toda persona normal desarrolla para enfrentarse al mundo cotidiano y que abarca la conciencia del cuerpo físico. otra porción más grande es la segunda atención, la conciencia que requerimos para percibir el cuerpo luminoso y para actuar como seres luminosos. Esta segunda atención queda escondida durante toda nuestra vida a menos que emerja a través de un entrenamiento deliberado o a causa de un trauma accidental. La ultima porción, la mayor se llama la tercera atención y abarca la experiencia total de los cuerpos físico y luminoso. Una vez que se entra en la tercera atención, se produce un verdadero estallido de energía. La segunda atención es el campo de batalla y de entrenamiento de los guerreros con la finalidad de alcanzar la tercera atención.

Es el diálogo interno lo que ata a la gente al mundo cotidiano. El mundo es de tal y cual mane¬ra sólo porque nos decimos nosotros mismos que es de tal y cual manera. El pasaje al mundo de los chamanes se abre cuando el guerrero ha aprendido a parar su diálogo interno.


MÁS

Si, hay que dejar el mundo del pensamiento habitual, que solo son reafirmaciones acerca de ti.

Cuando se vence al miedo es cuando se vislumbra la libertad, en lugar de concentrarse en la autocompasión y en uno mismo.

Las fuerzas cósmicas, el conocimiento silencioso, nos presentan un mundo de demonios, mientras que el racional nos da la tranquilidad. Pero la tranquilidad del mundo de todos los días ya no se puede seguir sosteniendo. Don Juan aseguraba que había que volver al conocimiento silencioso, pero ahora con menos miedo, ya que disponemos de un trofeo que hemos conseguido durante nuestra estancia en el infierno del que ahora regresamos: el conocimiento.

Las personas tienen un profundo sentido de lo mágico, pero el hecho de ser racional constituye un handicap. El mundo cotidiano es tan extraordinariamente prodigioso que no nos permite salidas.

Nos enseña desde muy temprano la obsesión por la persona: no por el ser total sino solo por la persona social. La obsesión no nos deja salir. Los años que transcurren en ese tipo de práctica erradican la magia, y entonces solo existe el yo personal y las estupideces.

Un estado de haraganería extraordinaria, que parece ser el punto de referencia de todos nosotros, lo estamos transformando en ideas de libertad personal para que nadie nos fastidie, y argüimos una integridad total que es mentira y representa una barrera que no nos permitirá la libertad.

LA ÚLTIMA PARADA DE UN GUERRERO

Un guerrero, antes que nada y sobre todas las cosas, es un ser humano. Un hombre humilde consciente de sus limitaciones, pero también de sus potencialidades; sabe que debe aprovechar la maravillosa oportunidad de estar vivo y sabe que su vida puede acabar en cualquier momento.

Un guerrero sabe qué quiere de la vida y usa al mundo para lograrlo. Él sabe que es un camino difícil y casi imposible. Pero ya no hay nada en el mundo cotidiano que satisfaga a su espíritu. El guerrero trata de "usar" ese mundo cotidiano con ternura y sutileza; no se embarra ni se aferra a las personas, los sentimientos, las ideas o a los objetos. Él es muy ambicioso, ambiciona lo casi imposible, y no está dispuesto a conformarse o engañarse con nada. Sabe que tiene muy pocas oportunidades y, sobre todo, muy poco tiempo. Se prepara incansablemente a través de una férrea disciplina; fortalece su cuerpo y perfecciona su espíritu; su campo de batalla es el mundo y la vida cotidiana. La vorágine de las fuerzas centrífugas que nos arrastran a la imagen de nosotros mismos y la idea que tenemos del mundo y de la vida requieren de un gasto inmenso de nuestra energía.

Don Juan le dice a Castaneda que cada guerrero escoge un sitio en el mundo donde realizará "su última danza de poder". Este sitio es el lugar de su predilección. Allí la muerte se sentará a observarlo, y en esa danza el guerrero expresará toda su vida de lucha y sus sentimientos sobre todas las batallas de su vida. Hablará de sus alegrías y desconciertos en la búsqueda del poder.

“-Un guerrero no es más que un hombre. Un hombre humilde. No puede cambiar los designios de su muerte. Pero su espíritu impecable, que ha juntado poder tras penalidades enormes, puede ciertamente detener a su muerte un momento, un momento lo bastante largo para permitirle regocijarse por última vez en el recuerdo de su poder. Podemos decir que ése es un gesto que la muerte tiene con quienes poseen un espíritu impecable.” C.C.

Los guerreros actúan con un propósito ulterior que no tiene nada que ver con el provecho personal. El hombre corriente sólo actúa si hay posibilidad de ganancia. Los guerreros no actúan por ganancia, sino por el espíritu.

Si el guerrero de la batalla florida no tiene dominio de sus debilidades, de sus deficiencias, de sus vicios. Si no ha templado su vida con el ejercicio cotidiano de la disciplina, la responsabilidad y la sobriedad. Si su vida cotidiana no es un inmaculado reflejo de su impecabilidad, templanza y aplomo, jamás podrá aspirar a convertirse en un aprendiz de esta milenaria sabiduría. Si no tiene una forma decorosa de ganarse la vida, será sólo un "muerto de hambre" que llena su cabeza con mucha fantasía.

Conclusión

¿Cuál es entonces el valor de las enseñanzas de Don Juan o la Toltecáyotl?. En principio diremos que ha sido un designio del "Poder", que esta milenaria y desconocida filosofía emergiera a la luz pública y se tradujera de cultura oral a cultura escrita [ese es el aporte de Castaneda]. Lo más importante de la obra son los 4 primeros libros donde se exponen las enseñazas para el lado derecho o "barrer la isla del tonal". Con el simple libro de "Viaje a Ixtlán" y sus 17 técnicas, cualquier persona congruente se podría llevar TODA UNA VIDA para poder aplicarlas "impecablemente" en su vida cotidiana, donde esta la verdadera Batalla de Poder. Cambiar la forma de vida y hacerla un ejercicio de estrategia a través de reducir la importancia personal por medio de una vida austera, sobria e impecable, debe ser la meta suprema para una persona que trate de aprender de la milenaria sabiduría. Aprender a ser humildes y entender que nunca seremos "guerreros", pero actuar como si no lo supiéramos y esforzarnos hasta el último instante de vida. Intentar vivir todos los días aplicando las 17 técnicas sin miedo y sin ambición, por la simple necesidad de ser responsables y congruentes.

Los únicos "guerreros" que yo conozco, "los de a verdad", son los pueblos indios. Si no fueran practicantes culturales de la Toltecáyotl (no racionales), no habrían podido sobrevivir a su muerte histórica. Un indígena tiene que seguir las técnicas que don Juan le recomienda a Castaneda, no para ser "muuderrno" o estar "in", o ser de la "nueva era"; sino para simple y sencillamente sobrevivir en un mundo donde la injusticia, la explotación y el genocidio es el pan nuestro de todos los días. El ser inaccesible, el ser responsable, el parar el dialogo interno, el hacerse responsable, el llevar a la muerte como compañera, la marcha de poder, el ser frugal y un largo etcétera, nos describen a un indígena común.

Resumen textos de carlos castaneda: Marco Briceño

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