Un término
de lo más popular en Chile es, sin duda, el de referirse a los objetos de mala
calidad o de prestigio dudoso como "marcas
chancho", aludiendo a que el nombre de la marca no es conocido o, lo
que es peor, tiene mala fama. Es, quizás, un intento autodefensivo por
amortiguar la necesidad de ceder a la proporcional constante de la
calidad-precio, en las leyes de hierro del mercado, optándose por lo más
económico, lo más chancho.
Y, como sabemos, chancho es el nombre que se da en Chile a los
puercos o cerdos.
Aunque
veremos que las teorías que explican el origen de la expresión se asocian a
regiones ajenas a Santiago, aludo aquí a dicho concepto por ser de enorme
popularidad en la sociedad capitalina y por haberse visto fomentado
especialmente en barrios de comercio "económico", como Mapocho,
Independencia, San Diego, Patronato, Meiggs y otros.
En lo
personal, recuerdo que era muy propio de la juventud el infame concepto de la"marca
chancho" hacia mediados
de los ochentas, cuando el país comenzaba a salir de la crisis económica de la
recesión y el poder de compra comenzaba a hacerse símbolo de ostentación entre
las familias tontos arribistas que habían sufrido privaciones y rigores
económicos e intentaban superar desesperadamente tan malos recuerdos y temores.
Desde entonces, adquisición de bienes materiales o productos de consumo
prácticamente se basó, fundamentalmente, en evadir las "marcas chancho" o, si la necesidad es mucha, encontrar
de entre ellas a las que estén más cerca de tener algo de calidad. Por supuesto
que no todo lo barato y económico es "marca
chancho", así como no sólo las "marcas
chancho" son las únicas
de baja calidad o corta duración. La apertura de los mercados y los tratados
internacionales nos han demostrado que la cultura de la calidad porcina era
bastante universal y no sólo patrimonio nuestro.
La creencia
más popular dice que el origen de esto se encontraría en unos cigarrillos que
lucían el nombre de "Marca Chancho", con un vistoso cerdo vestido de smoking parado en la portada del papel que los
envolvía. Eran confeccionados por la firma Manufacturas
de Tabaco Carrera y Cía., en Valparaíso, hacia el año 1937, orientado
principalmente a los trabajadores de las salitreras del Norte de Chile. Se
supone que la calidad de estos cigarrillos debe haber sido muy mala, pero
proporcional a su valor. Es decir, esencialmente una "marca chancho".
Esta teoría es apoyada, entre otros, por el coleccionista Oscar Aedo, quien ha
escrito y declarado al respecto en la revista "Patrimonio Cultural"
de la Dirección
de Bibliotecas, Archivos y Museos, del invierno 2003. Aedo también confirma en sus páginas
cómo la mayor parte del consumo de "Marca Chancho" se hacía en
salitreras y poblados de calicheros, como Pampa Unión, alias Las Vegas de Atacama. Tan interesante estudio, publicado en la Biblioteca Nacional
de Santiago, realiza también un análisis sobre nuestra imagen país y nuestra
identidad comercial, utilizando al icono del chancho de los cigarrillos,
precisamente, como representante de dicha imagen nacional.
Muy porcina
podría ser la calidad, pero "Marca Chancho" no se iba con chicas ni
modestias: en su etiqueta advertía a los compradores, en nota de fábrica: "Aseguramos que estos
cigarrillos valen mucho más de o que cuestan"... ¡Brillante negocio!
Con razón no duraron tanto. En otro lado del papel envolvente, el chanchito
cuidaba con esmero y arrogancia su supuesto estatus, diciendo ahora: "Rehusad indignados las
imitaciones siempre aconsejadas por el interés", sugiriendo que podía
ser imitado o falsificado como sucedía con los cigarrillos de buena calidad.
Por algo el chancho andaba en smoking,
entonces.
Cigarrillos "Marca Chancho". El mito los
señala en la creación del concepto de la marca chancho, pero parece ser que el
mismo existía desde un siglo antes.
Chanchitos de cerámica típica de Quinchamalí (fuente imagen: css.cl)
Sin duda
que hay una relación directa entre el concepto de la "marca chancho" y los cigarrillos homónimos.
Probablemente, estos últimos hayan consolidado en uso popular de la expresión.
Pero el escritor y estudioso Eugenio Pereira Salas tiene una explicación
completamente diferente sobre el origen de la misma, colocándola originada casi
cien años antes de la aparición de los cigarrillos a los que nos hemos
referido.
Para Pereira Salas, según lo que expresa en "Apuntes para la historia de
la cocina chilena" (Editorial Universitaria, 1977), el término "Marca
Chancho" provendría en realidad de una cerveza económica que se vendía en
Chile hacia 1830, y que al parecer, era la más barata y de menor calidad en un mercado
donde competían sólo dos o tres compañías principales, hasta más o menos 1850.
La cerveza era producida por un empresario cuyano establecido en nuestro país,
llamado Vicente Moreno, y su envase era de greda, generándole el apodo de "marca chancho" entre los corrientes, aunque no
tenemos claro si efectivamente tenía forma que semejara a la de un cerdito o
bien la sociedad chilena lo asoció a uno, por algún parecido a las alcancías de
greda que son populares en nuestra alfarería tradicional.
Pese a que constituyó la cerveza de preferencia popular, parece ser que la
bebida de la casa Moreno no logró afianzarse bien en el mercado y desapareció a
mediados del siglo XIX, al proliferar la competencia. No obstante, no se perdió
jamás el concepto de la"marca chancho", que instaló en el
imaginario nacional como sinónimo de lo barato y accesible, pero de calidad
cuestionable.
Así, puede
ser que la idea de la "marca
chancho" haya
sobrevivido desde la cerveza hasta los tiempos en que la firma Carrera y Cía. lo tomó para sí, bautizando a sus
cigarrillos con tan especial denominación.
Según esta caluga publicitaria del diario "El Mercurio" de Santiago de fines de 1909, también existió una chicha-champaña llamada "Marca Chancho" de don Ramón Masuela... Sin embargo, la bebe un personaje con atributos de aristócrata. Al parecer, la "marca chancho" no siempre tuvo una connotación socialmente peyorativa.
Los mencionados cigarrillos "Marca Chancho" entre cajetillas de otras marcas con nombres tanto o más extravagantes, entre la colección de O. Aedo que se expone en las vitrinas del café de
Cabe
señalar, por cierto, que hubo varias marcas de época dirigidas a clases
trabajadoras que se colocaban nombres que hoy nos resultarían publicitariamente
de mal gusto, pero que en su tiempo identificaban a los estratos populares
donde estaba la clientela, como "La Yolanda ", "El Pijecito",
"El Compadrito" o "El Futre",
como constata un reportaje del diario "El Mercurio" publicado el
domingo 17 de diciembre de 2006.
Llama la atención, además, que el nombre del cigarrillo sea "Marca
Chancho" y no "El Chancho" a secas, lo que refuerza la idea de
que el concepto de la "marca
chancho" ya existía en
el lenguaje popular y sólo fue tomado y aprovechado por los tabaqueros para
ponerlo en su producto. Hemos visto que los cigarrillos "Marca
Chancho" gozaban de cierta altanería autorreferente, cosa que, a fin de
cuentas, quizás sólo contribuyó a reforzar el anatema comercial de la marca
porcina.
Sería con
el tiempo, entonces, que el concepto de "marca
chancho" pasó de ser
sinónimo de económico y barato a, definitivamente, de mala o dudosa calidad,
representada por el desconocimiento o desconfianza que inspirara una etiqueta.
Eso sí se lo podríamos deber, al parecer, a los mentados cigarrillos.
Las "marcas
chanchos" no deben ser
confundidas, sin embargo, con el concepto de las"marcas mulas",
correspondiente a las falsificaciones o los artículos "chantas" ("truchas",
le dicen los argentinos, también con la misma pasión zoomórfica) que intentan
copiarle el nombre y el logotipo a otros de mayor prestigio, como la ropa
deportiva "Dida's" (copia de Adidas), las pilas "Duravall" (copia de Duracell), los artefactos "Sonya" (copia de Sony) o los relojes "Cassio" (copia de Casio).
Algunas
marcas que en su tiempo fueron señaladas como "chancho" dentro de la historia del comercio
chileno han sido, por ejemplo, las zapatillas Senda,
los automóviles Lada, y
los cigarrillos Record.
Copia de un amuleto casero que se hacía en la vieja sociedad chilena: un cerdito confeccionado con un limón, palos de fósforos y un cigarrillo. Si el cigarrillo se consumía entero era garantía de suerte. Por el contrario, su se quemaba a medias, era un mal anuncio.
Hay barrios
comerciales de Santiago centro-poniente (otra razón para considerar el tema en
este blog) que se han convertido en verdaderos núcleos de proliferación y oferta
de"marcas chanchos", especialmente las de factura
internacional, como los electrodomésticos de San Diego, las prendas del Persa
Estación o los artículos en general de calle Meiggs, no obstante que la
apertura a las importaciones de mejor calidad ha ido dejando atrás el estigma
de la "marca chancho" en estos sectores capitalinos, abriéndole paso
a los productos más económicos y menos onerosos para las familias santiaguinas.
Aún así, hemos podido ver la virtual invasión de "marcas chanchos",
por ejemplo, en la venta de calzados, la mayoría de ellas provenientes de
China, Korea e incluso de Viet-Nam.
Como se ve,
el porcino está bien arraigado en nuestra sociedad, no sólo entre los conceptos
comerciales. También llamamos "chancho" a un instrumento de aseo, y a
las piezas que repiten números interiores en el Dominó. Motores de compresión
son llamados"chanchitos" en
le jerga industrial. Lo mismo para las alcancías de greda. La estética kitschde los eventos y
espectáculos recurre con frecuencia al concepto de la chanchería y una de las principales bandas rock
nacionales ha colocado el nombre de la "Marca Chancho" a uno de sus
álbumes. El histórico "Chancho con Chaleco" de Maipú ha sido por años
un concurrido local de parrilladas y bailables, mientras que su competencia de
Quinta Normal, la "Capilla
los Troncos", ofrece la parrilla típica de la casa: "La Chanchada".
En la Alameda ,
a la altura de Estación Central, existió otro famoso restaurante llamado
"El Chancho en Batea", que se hizo reconocido por sus arrollados
calientes. No todo es un mal nombre o alusión de mala calidad, entonces.
El chancho es, así parte de nuestra cultura, a
estas alturas. Nuestra marca nacional.
El popular "Juanito", uno de los primeros
chanchos de juguete de este tipo que hubo en Chile, por allá por mediados de
los setentas, antes de morir aplastado por los Go-Karts y luego las consolas
Atari. Es el único juguete que conservo de mi infancia.
Criss Salazar
Urbatorivm
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