Cuando era niño, todo era distinto, jugábamos con cosas simples, habían personas sencillas y la vida también era más tranquila, en mi población había un caballero que recorría las calles de la ciudad arrendándoles novelas románticas, libros y revistas por unas monedas a la gente, casa por casa, día tras día, ya mi memoria no recuerda sus rasgos físicos, más bien era una persona anciana, con barba, de caminar lento y voz gastada y siempre con su fiel cigarro, pero me imagino cómo debe haber sido ese sistema de arriendo de libros directo a las puertas de las casas, manteniendo ese dinamismo con el conocimiento y la actualidad que no entregaba ningún otro medio de comunicación como los hay hoy en día., bueno, a aparte de arrendar, también compraba y vendía las revistas y libros, las que eran más demandadas eran las “historias de amor” como las “Selena” y las “Colintellao” que las mujeres leían afanosamente, también, algunas novelas de suspensos, dramas y los suplementos de la “vida sexual y afectiva” del diario “La Cuarta” que salían todos los días domingos, eran bien interesantes y venían con una mujer desnuda en su portada, en Revistas estaban “Que interesante” que mostraba datos curiosos, artículos y reportaje, también, estaban las revistas “Caras” que mostraban el lujo que había en las clases sociales más adineradas del país, se veía tanto lujo, autos tan elegantes, miraba las comidas, las casas, las personas tan diferente a la realidad de uno y de las personas que les arrendaban las revista al señor, llego un día en que no volvió a pasar el caballero de las revistas, se supo que había muerto, era un personaje típico que creo que solo él existió y no hay, ni habrá jamás.
lunes, 3 de julio de 2017
El señor de los libros y las revistas.
Cuando era niño, todo era distinto, jugábamos con cosas simples, habían personas sencillas y la vida también era más tranquila, en mi población había un caballero que recorría las calles de la ciudad arrendándoles novelas románticas, libros y revistas por unas monedas a la gente, casa por casa, día tras día, ya mi memoria no recuerda sus rasgos físicos, más bien era una persona anciana, con barba, de caminar lento y voz gastada y siempre con su fiel cigarro, pero me imagino cómo debe haber sido ese sistema de arriendo de libros directo a las puertas de las casas, manteniendo ese dinamismo con el conocimiento y la actualidad que no entregaba ningún otro medio de comunicación como los hay hoy en día., bueno, a aparte de arrendar, también compraba y vendía las revistas y libros, las que eran más demandadas eran las “historias de amor” como las “Selena” y las “Colintellao” que las mujeres leían afanosamente, también, algunas novelas de suspensos, dramas y los suplementos de la “vida sexual y afectiva” del diario “La Cuarta” que salían todos los días domingos, eran bien interesantes y venían con una mujer desnuda en su portada, en Revistas estaban “Que interesante” que mostraba datos curiosos, artículos y reportaje, también, estaban las revistas “Caras” que mostraban el lujo que había en las clases sociales más adineradas del país, se veía tanto lujo, autos tan elegantes, miraba las comidas, las casas, las personas tan diferente a la realidad de uno y de las personas que les arrendaban las revista al señor, llego un día en que no volvió a pasar el caballero de las revistas, se supo que había muerto, era un personaje típico que creo que solo él existió y no hay, ni habrá jamás.
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